Para los calores del verano, no hay nada mejor que una jugosa y fresca sandía, uno de los antojitos por excelencia para la temporada. Su dulce sabor y su alto contenido en agua, la convierten en un alimento ideal para la temporada. Pero ojo, porque si vas al mercado o al súper para elegir la tuya, debes distinguir las más bonitas y maduras de las que fueron cosechadas antes de tiempo.
Por eso no dejes de tomar en cuenta los siguientes consejos:
- Busca las más amarillas. Todas tienen una mancha amarillenta en la base, que no es más que la huella dejada por la tierra al hacer la cosecha. Cuanto más intenso sea este color, más madura esta la fruta, de modo que has de preferir las que tengan un tono de naranja-amarillo.
- Mientras más redonda, más dulce es la sandía. En el reino vegetal, has de saber que los sexos también existen. Las sandías alargadas son consideradas masculinas y su sabor no es tan dulce como el de las femeninas, que son más redonditas y contienen más azúcar.
- No te preocupes por las grietas marrones. Estas cicatrices, indican el paso de insectos como abejas que intentaron alimentarse con la pulpa. Pero eso no significa que las sandías estén malas. Al contrario, estos diminutos seres son los mejores expertos en escoger las más sabrosas.
- Fíjate en los peciolos. Este pequeño tallo que sobresale es muy revelador. Mientras más seco este, más madura se encontrará la fruta. En caso de que lo notes verde, significará que no ha madurado lo suficiente y por lo tanto, su gusto puede no ser de tu agrado.
- No te dejes llevar por el peso. Que una sandía sea grande no significa que sea mejor. Lo ideal es elegir una cuyo peso esté en proporción a su tamaño.