Si existe una mujer sobresaliente dentro de la literatura lationamericana de todos los tiempos, esa es sin duda Gabriela Mistral.
Gabriela, a quien se le concedió la gracia de aparecer en los billetes de 5.000 pesos chilenos a modo de homenaje, y a título postumo, nos dejó un sinfín de excelentes frases célebres inspiradoras para hacernos reflexionar que hoy rememoramos junto con un extenso repaso por su carrera, también como diplomática y pedagoga, que realizamos a través de su biografía.
1. Los días más felices son aquellos que nos hacen sabios.
2. La educación es, tal vez, la forma más alta de buscar a Dios.
3. La experiencia es como un billete de lotería comprado después del sorteo. No creo en ella.
4. Hay besos que pronuncian por si solos la sentencia de amor condenatoria, hay besos que se dan con la mirada, hay besos que se dan con la memoria.
5. Hay sonrisas que no son de felicidad, sino de un modo de llorar con bondad.
6. Dame Señor la perseverancia de las olas del mar, que hacen cada retroceso un punto de partida para un nuevo avance.
7. Soy seca, soy dura y soy cortante. El amor me hará otra contigo, pero no podrá rehacerme del todo.
8. El futuro de los niños es siempre hoy. Mañana será tarde.
9. No hay arte ateo. Aunque no ames al creador, lo afirmarás creando a su semejanza.
10. Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino.
11. Yo te miro, yo te miro sin cansarme de mirar y que lindo niño veo a tus ojos asomar.
12. Tengo un día. Si lo sé aprovechar, tengo un tesoro.
13. Hay besos que en los labios dejan huellas como un campo de sol entre dos hielos.
14. Creo en mi corazón, el que yo exprimo para teñir el lienzo de la vida…
15. En vano se echa la red ante los ojos de los que tienen alas.
BONUS
Dame la mano y danzaremos; dame la mano y me amarás. Como una sola flor seremos, como una flor y nada más. El mismo verso cantaremos, al mismo paso bailarás. Como una espiga ondularemos, como una espiga y nada más. Te llamas Rosa y yo Esperanza, pero tu nombre olvidarás, porque seremos una danza en la colina y nada más.
Biografía de Gabriela Mistral, gran exponente literaria latina
Gran poetisa y educadora, Gabriela Mistral es una de las más destacadas literatas latinoamericanas, cuyas obras siguen recordándose con gran orgullo. Nacida el 7 de abril de 1889 en Vicuña, Chile; su verdadero nombre fue el de Lucila Godoy Alcayaga, y sus padres fueron Juan Godoy Villanueva y Petronila Alcayaga Rojas.
El primero sin embargo, abandonó a la familia siendo ella muy pequeña, por lo cual su madre volvió a casarse de nuevo.
Pasó su infancia en un pueblo rural, donde no pudo concluir con la escuela. Su hermana mayor sin embargo, ejerció una gran influencia en ella al ejercer como su educadora y acercarla a la poesía. Uno de sus poetas favoritos era precisamente el francés Frédéric Mistral, de quien tomaría el apellido para componer el seudónimo con el que alcanzó la fama.
Lucila trabajó como maestra en un lugar y otro, hasta que en 1914, se presentó al certamen Juegos Florales de Santiago con su poema, Sonetos de la Muerte, que le concedió el primer lugar y gran notoriedad en el ámbito literario.
En 1922 publica Desolación, una obra que no solo le acarreó gran admiración en Chile, sino que a nivel internacional. A partir de entonces, comenzó una prolífica etapa en su vida profesional, llena tanto de literatura como de encargos diplomáticos.
Es nombrada Cónsul de Chile en 1933 y sus escritos encantan en Europa, siendo traducidos en numerosos idiomas.
En 1945 es reconocida con el Premio Nobel de Literatura.
Para 1953 se establece en Nueva York como cónsul chilena en Estados Unidos, y fue allí donde conoció a Doris Dana, escritora de Norteamérica con la que mantuvo una gran amistad, al grado de nombrarla también su albacea. Con respecto a esta relación y basándose en la correspondencia que intercambiaron ambas, hubo quienes se atrevieron a especular que mantenían una relación romántica, algo que Dana siempre negó.
Gabriela Mistral cambió de residencia continuamente mientras radicó en Nueva York, descontenta con el ambiente de la ciudad. Durante los años 50 padeció de diabetes y del corazón y finalmente, se estableció para vivir en Long Island.
El 10 de enero de 1957 falleció a consecuencia de un cáncer pancreático.
Sus restos se repatriaron a Chile para ser depositados en el pueblecito de Montegrande, un lugar muy querido para ella. Los niños de la comunidad así mismo, fueron los principales receptores de su herencia, con la que se creó una asociación para atenderlos.