René Descartes, también conocido como Renatus Cartesius en latín, dedicó su vida a la filosofía, las matemáticas y la física; obteniendo grandes resultados y reconocimiento dentro de estos ámbitos, siendo considerado el padre de la geometría analítica y de la filosofía moderna, así como el creador del mecanicismo en el campo de la física.
Además, este gran personaje de origen francés, dejó en su haber para la posteridad un gran número de frases célebres que hoy rememoramos y conoceremos su historia personal a través de un repaso por su biografía para conocer cómo se forjó la vida de uno de los nombres más destacados de la revolución científica, quien a través de sus estudios llegó a probar incluso la existencia de Dios en su obra “Meditaciones Metafísicas”.
1. Pienso, luego existo.
2. Es prudente no fiarse por entero de quienes nos han engañado una vez.
3. Sería absurdo que nosotros, que somos finitos, tratásemos de determinar las cosas infinitas.
4. Los malos libros provocan malas costumbres y las malas costumbres provocan buenos libros.
5. Daría todo lo que sé, por la mitad de lo que ignoro.
6. El que emplea demasiado tiempo en viajar acaba por tornarse extranjero en su propio país.
7. Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás.
8. Si no está en nuestro poder el discernir las mejores opiniones, debemos seguir las más probables.
9. No hay nada repartido de modo más equitativo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente.
10. Leer buenos libros es como conversar con las mejores mentes del pasado.
11. Dicen que el mono es tan inteligente que no habla para que no lo hagan trabajar.
12. El bien que hemos hecho nos da una satisfacción interior, que es la más dulce de todas las pasiones.
13. Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas.
14. Las almas más grandes son tan capaces de los mayores vicios como de las mayores virtudes.
15. Divide las dificultades que examinas en tantas partes como sea posible para su mejor solución.
¿Quién fue René Descartes?
Se trata de uno de los filósofos y pensadores más prominentes, cuya frase “pienso, luego existo”, sigue siendo acuñada cuando se trata de explicar varias de las disyuntivas más frecuentes en el hombre. Rene Descartés nació el 31 de marzo de 1596 en La Haye-en-Touraine, Francia.
Pertenecía a una familia de funcionarios, por lo que durante toda su vida pudo permitirse una vida holgada y sin preocupaciones económicas. De hecho, heredó una considerable fortuna de parte de su madre, que falleció al mes de su nacimiento.
A los ocho años partió hacia Anjou para estudiar en La Flèche, un colegio jesuita donde permaneció hasta cumplir dieciséis años. Las matemáticas y el escolasticismo se convirtieron en las principales materias de su interés; esta última se caracterizaba por encaminar el razonamiento humano hacia la comprensión del cristianismo.
En 1616 se graduó en Derecho de la Universidad de Poitiers, aunque jamás llegaría a ejercer la profesión. En lugar de eso, optó por hacer una carrera militar.
Entre 1623 y 1628, estuvo viviendo entre Francia e Italia, al tiempo que se dedicaba a las matemáticas, la filosofía y también a experimentar con la óptica. Luego partió hacia Holanda donde publicó Ensayos Filosóficos, en 1637. Durante su estancia en los Países Bajos hizo amistad con la princesa Elizabeth Stuart de Bohemia.
En materia de filosofía, su mayor contribución fue la corriente del cartesianismo, gracias a la cual pudo ahondar en diferentes fenómenos físicos. Otro de sus más grandes aportes en el plano de las matemáticas, fue su sistema para la geometría analítica.
Además de esto, contribuyó al álgebra por medio de la técnica de los exponentes, la ley cartesiana de los signos, y la clasificación de cantidades conocidas con las primeras letras del alfabeto, mientras que a las desconocidas las designó empleando las últimas. La teoría de las ecuaciones y la clasificación de curvas en función a ellas, son obra suya.
La vida del filósofo dio un vuelco radical en 1649, tras ser invitado a Estocolmo por Cristina de Suecia, que quería instruirse con él personalmente en filosofía. Una vez instalado allí, Descartes tenía que levantarse diariamente a las cinco de la mañana, para reunirse con la reina en una habitación fría y espaciosa; algo que detestaba. Fueron estas condiciones las que le llevaron a enfermar de pulmonía y el 11 de febrero de 1650, fallecer sin remedio.
Sus restos se enviaron a París diecisiete años más tarde, donde finalmente fueron sepultados.