Las 15 mejores frases de Mario Benedetti

Escritor, poeta y dramaturgo. Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farugia, más conocido como Mario Benedetti, supo plasmar en sus obras toda la esencia del amor.

En esta ocasión, les traemos una colección con sus 15 mejores frases y hacemos un recorrido por su biografía para conocer más detalladamente la vida de uno de los mejores autores literarios contemporáneos…

1. Qué buen insomnio si me desvelo sobre tu cuerpo.

2. Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas.

3. Yo no sé si Dios existe, pero si existe, sé que no le va a molestar mi duda.

4. Nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta tristeza.

5. Uno no siempre hace lo que quiere, pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere.

6. La perfección es una pulida colección de errores.

7. Algunas cosas del pasado desaparecieron pero otras abren una brecha al futuro y son las que quiero rescatar.

8. Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo.

9. La infancia es un privilegio de la vejez. No sé por qué la recuerdo actualmente con más claridad que nunca.

10. Después de todo la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida.

11. Sigue llenando este minuto de razones para respirar, no me complazcas, no te niegues, no hables por hablar.

12. El mayor error del ser humano es, intentar sacarse de la cabeza, aquello que no sale del corazón.

13. La incertidumbre es una margarita cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar.

14. Me gustaría pasar el resto de mis días con alguien que no me necesite para nada, pero que me quiera para todo.

15. Que alguien te haga sentir cosas sin ponerte un dedo encima, es es admirable.

BONUS: Táctica y Estrategia de Mario Benedetti

Biografía de Mario Benedetti, un inolvidable de la literatura latinoamericana

Entre los varios autores de Latinoamérica que han conquistado al mundo con su prosa, Mario Benedetti destaca por reflejar la sociedad de su natal Uruguay en sus obras. Nacido el 14 de septiembre de 1920 en Tacuarembó, localidad cercana a la capital de Montevídeo, sintió una gran pasión por las letras desde temprana edad.

Durante su infancia se trasladaría a la ciudad con su padre, quien trabajaba como farmacéutico.

En Montevídeo, cursó sus estudios básicos en el Colegio Alemán y a los catorce años de edad, abandonó la enseñanza para ocuparse en diferentes empleos, como taquífrago, vendedor, asistente de librería, periodista y cajero.

Formó parte de la llamada “generación uruguaya del 45”, un movimiento literario que tuvo gran influencia en el boom latinoamericano que se vivió a partir de los años 50, con la circulación masiva de textos de escritores diversos. Las ventas de sus libros se dispararon hasta los años setenta, tiempos durante el cual su narrativa tendría mayor difusión gracias a los cantantes populares. Luis Pastor, Soledad Bravo y Viglieti, son solo algunos de los que encontraron inspiración en Benedetti.

Entre 1945 y 1975 laboraba en el semanario Marcha, hasta que la dictadura impuso restricciones para los medios de prensa.

Durante la década de los 70 se exilia de su natal Uruguay para radicar en países como España, Cuba, Perú y Argentina. Su carrera avanza prolíficamente con la publicación de libros como Cuentos Montevideanos, El cumpleaños de Juan Ángel y Vientos del exilio.

Fue un arraigado escritor de todos los géneros, desde la novela hasta la obra de teatro.

El 16 de mayo de 1977 recibió la distinción de Doctor Honoris Causa en Alicante, España, El 30 de septiembre del mismo año recibiría, además, el premio León-Felipe 97 de la fundación homónima, por sus valores cívicos.

Durante octubre viajaría a México para dar lectura al poema “Che 1997”, en homenaje a Ernesto “Ché” Guevara. Al año siguiente aparece Memoria y esperanza, un libro dedicado a los jóvenes soñadores, en el que les aconseja a nunca dejar de perseguir sus ideales.

En el 2003, después de una larga ausencia en el ámbito literario, publicó la novela La tristeza y otras alegrías.

Mario Benedetti falleció el 17 de mayo del 2009 en su residencia de Uruguay. Durante sus últimos días se había sumido en una profunda depresión, a causa de la soledad que sentía por la falta de su esposa, Luz.

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