Seguro que conoces o has visto un caso como el que estamos a punto de describir. Una mujer guapa e inteligente, estupenda en su trabajo y con un montón de cosas a su favor, es incapaz de encontrar a un buen hombre con el cual compartir su vida. Día a día, este se ha convertido en el drama de muchas chicas que solo quieren enamorarse.
Por descabellado que parezca, existe algo en ellas que inconscientemente, se convierte en un repelente para el sexo opuesto. Estas son ocho razones por las que ningún hombre saldría con una “mujercita ideal”.
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Son demasiado hermosas. A veces, el ser demasiado atractiva puede ser una desventaja, y es que no hay demasiados hombres decentes que se atrevan a invitar a salir a una mujer guapa, por miedo a que sea frívola y engreída. En cambio, tipos que son superficiales buscan justamente a chicas bellas.
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Les aterra estar solas. Han aprendido a ser autosuficientes, exitosas en su trabajo y a cuidar de su cuerpo y su belleza, pero aun así tienen le terror a la soledad. Constantemente se preguntan por qué sus relaciones fracasan, cuando no han entendido que lo primero, es disfrutar de estar consigo mismos.
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No soportan ser dependientes. Pagan sus cuentas, hacen sus cosas y hasta arreglan unos cuantos desperfectos en casa. Por increíble que parezca, esto puede ser demasiado para muchos hombres. Después de todo, a un chico le gusta sentirse indispensable aunque sea para arreglar una tubería o pagar la cena.
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Son inseguras por dentro. No importa cuán bonitas sean o cuanto se hayan esforzado por mantenerse en forma, al final siempre encuentran alguna “imperfección” que las acompleja. Aunque se trate de algo irrelevante, como la forma de sus cejas o esos inexistentes rollitos de su abdomen.
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Dejan pasar las buenas oportunidades. En su afán por encontrar a un hombre que llene todas sus expectativas, las mujeres ideales dejan libres a muchos prospectos, por uno u otro detalle, sin sospechar que a pesar de todo, pudieron ser los indicados para tener una relación feliz.
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El matrimonio ha dejado de ser su prioridad. Antes, las chicas aspiraban a casarse y formar una familia. Hoy, lo más importante se ha vuelto su realización personal y profesional. Eso está muy bien; excepto cuando dejan el amor de lado porque creen que no se puede compaginar con ambos ámbitos.
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No tienen paciencia. En la primera cita, son como un detector automático de imperfecciones, pues más que disfrutar de la salida, parecen buscar excusas para que un chico no encaje con su idea de “novio o esposo perfecto”. No son pacientes para hallar esas cosas que lo pueden hacer especial.
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Ellas también esperan a un hombre perfecto. Lo más notorio en este tipo de chicas que se ven bien y que todo lo hacen bien, es que han idealizado demasiado su visión de una pareja. Ningún hombre normal sería capaz de soportar tantas exigencias. Ellos no buscan mujeres perfectas, solo desean mujeres que los amen.