Las 15 mejores frases de Julio Cortázar

Hoy abordamos en este artículo, a modo también, como no, de homenaje, la vida y obra de uno de los autores literarios más reconocidos dentro de la cultura hispanoamericana y, por qué no decirlo, también a nivel mundial. No es otro que Julio Cortázar, creador de «La Rayuela», quien se ganó un lugar en el olimpo de los más prestigiosos escritores con su particular forma de plasmar la vida y el romanticismo en sus libros.

Sin más demora, hacemos un repaso entorno a su figura y sus frases más célebres a continuación…

1. Los libros van siendo el único lugar de la casa donde todavía se puede estar tranquilo.

2. Siempre fuiste mi espejo, quiero decir que para verme tenía que mirarte.

3. Ven a dormir conmigo: no haremos el amor, él nos hará.

4. Después de los cuarenta años la verdadera cara la tenemos en la nuca, mirando desesperadamente para atrás.

5. Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.

6. Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma.

7. En realidad las cosas verdaderamente difíciles son todo lo que la gente cree poder hacer a cada momento.

8. La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose.

9. Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha, al mismo tiempo, fue el no aceptar las cosas como me eran dadas.

10. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos…

11. Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo.

12. ¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo que la felicidad no es más que uno de los juegos de la ilusión?

13. Cada vez iré sintiendo menos y recordando más.

14. Qué hacer cuando, lo que se quiere y lo que debes hacer, no es lo mismo.

15. Todo dura siempre un poco más de lo que debería.

Biografía de Julio Cortázar, el genio detrás de Rayuela

Es considerado como uno de los mejores escritores latinoamericanos hasta la fecha, por sus relatos inolvidables y una de las novelas más relevantes dentro de la literatura hispana. Julio Cortázar nació un 26 de agosto de 1914 en Bruselas, Bélgica. Apenas dos años más tarde, su familia se dirigió a Suiza, hasta el final de la Primera Guerra Mundial.

Cuando Julio cumplió cuatro años, sus familiares por fin se trasladarían hasta Banfield, un área suburbana de Argentina, donde vivió la mayor parte de su vida. Allí se crio entre mujeres, bajo la tutela de su madre, su abuela y una tía, al lado de su hermana menor Ofelia. Esto debido al abandono temprano de su padre. Así pues, cursó sus estudios profesionales en la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta y en 1932 se graduó como maestro.

Tres años después se tituló como Profesor Normal en Letras, luego de lo cual, inmediatamente entra a la Facultad de Filosofía y Letras, en la que solo permanecería un año al enfocarse en su profesión de maestro.

Durante esta etapa de su vida, se desempeñó como profesor de Lengua y Literatura Francesa en varios colegios.

No fue sino hasta el año de 1938 que vio la luz su primer libro, Presencia, que escribió con el seudónimo de Jorge Denís.

Su trabajo desde entonces, sería prolífico en el terreno de los cuentos, los ensayos y algunas novelas. Dentro de sus obras más famosas figuraron los cuentos Casa Tomada y Circe, y desde luego, la célebre novela Rayuela, que en su primer año consiguió vender 5,000 ejemplares. El sistema de lectura en la que el lector podía empezar a leer por cualquier capítulo al azar, supuso un concepto de lo más revolucionario en la industria original.

Para la década de los 40. Cortázar era ya el autor argentino más traducido de su época y todo un exponente de la literatura del país.

A partir de entonces, el escritor establecería su residencia entre Argentina, Suiza y España, antes de trasladarse a Francia, donde en 1981 le fue concedida la nacionalidad.

Cortázar murió el 12 de febrero de 1984, en el hospital Saint Lazare de París, aquejado de una grave leucemia. Tenía 69 años de edad. A partir de su deceso, fueron el poeta argentino Saúl Yurkievich y su esposa Gladis Anchieri, quienes se encargaron de publicar sus trabajos inéditos.

Sus restos descansan en el cementerio de Montparnasse.

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